Cuando estos conflictos no se resuelven, pueden causar tensiones significativas, ralentizar la productividad, e incluso amenazar la supervivencia de la empresa. Aquí es donde entra la figura del mediador.
Un mediador juega un papel muy importante.
Nuestra neutralidad, e independencia, facilita la comunicación entre las partes en conflicto, ayudándoles a identificar sus intereses, entender las perspectivas de los demás, y explorar soluciones posibles.
Un mediador no impone una solución, sino que guía el proceso, fomentando un diálogo constructivo y colaborativo para que las propias partes
generen opciones que lleguen a un
acuerdo.