Hablamos de un acaso relacionado con una sociedad del sector informático que enfrentaba un conflicto interno debido a diferencias entre los socios sobre el futuro del negocio. Incapaces de alcanzar un consenso, optaron por un proceso de mediación voluntaria con el objetivo de llegar a un acuerdo amistoso que facilitara la separación ordenada de la sociedad y el reparto equitativo de sus bienes.
Las negociaciones sobre la disolución avanzaron con relativa facilidad en aspectos como la distribución de los fondos líquidos. Sin embargo, otros puntos resultaron más complejos, como la asignación de la cartera de clientes activos, especialmente aquellos con contratos de servicios recurrentes. También fue necesario resolver cuestiones relacionadas con la titularidad y continuidad de proyectos aún pendientes y la distribución de los desarrollos informáticos registrados como propiedad intelectual de la sociedad.
La mediación se llevó a cabo en cinco sesiones, durante las cuales las partes lograron alcanzar un acuerdo integral en un tiempo récord de menos de 60 días. Este proceso no solo permitió resolver los conflictos de manera eficiente y armónica, sino que también demostró cómo una gestión adecuada de diferencias puede culminar en resultados beneficiosos para todas las partes implicadas, y evitar la ruptura de las relaciones.