Recientemente tuvimos el caso de un grupo de profesionales del ámbito de la construcción civil que nos compartieron su ilusión de formar una sociedad enfocada en actividades relacionadas con su sector. Para asegurarse de que todo funcionara de manera fluida desde el principio y que los derechos y deberes de cada miembro quedaran claros, decidieron dar un gran paso: firmar un Pacto de Socios antes de comenzar formalmente sus operaciones.
Este caso presentaba algunos desafíos interesantes. Uno de los socios, por ejemplo, no podía incorporarse formalmente a la sociedad desde su fundación, aunque sí estaba previsto que participara activamente en las operaciones desde el primer momento. Para solucionarlo, se definieron mecanismos claros que regularan su relación y funcionamiento durante ese período, incluyendo las condiciones económicas para su futura incorporación.
También se identificaron posibles conflictos de interés, ya que algunos socios tenían vínculos con otras empresas del sector. Para prevenir problemas y garantizar el enfoque total en la nueva sociedad, se acordó que los socios no podrían involucrarse en proyectos que compitieran directamente con esta. Además, se limitó cualquier colaboración externa a un listado cerrado de empresas específicas, bajo condiciones bien definidas.
Con estas cuestiones resueltas, las negociaciones avanzaron rápidamente, y en solo 30 días lograron firmar el Pacto de Socios