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¿ES LA MEDIACIÓN REALMENTE MÁS COSTOSA QUE LOS PROCESOS JUDICIALES?

22 de mayo de 2024

La preocupación por el aumento de gastos es común, especialmente tras incurrir en costos legales. Sin embargo, un litigio prolongado puede ser mucho más costoso.

Publicado en
08.05.24

En el ámbito de los conflictos empresariales, es frecuente encontrarse con situaciones en las que las partes involucradas, tras un intento inicial de resolución por sus propios medios y al enfrentarse a la imposibilidad de alcanzar un acuerdo satisfactorio, optan por recurrir a la asistencia legal de sus abogados. A menudo, estos profesionales del derecho sugieren como siguiente paso la negociación directa entre las partes, con la intención de encontrar una solución amistosa. Sin embargo, cuando estas negociaciones no fructifican en un acuerdo concreto, se plantea la alternativa de iniciar un proceso de mediación.

La preocupación por el incremento de los gastos surge, especialmente al considerar los costos previamente incurridos por servicios legales. Sin embargo, es esencial reconocer que los gastos asociados con un litigio prolongado pueden ser considerablemente más elevados. Por tanto, es imperativo que las partes involucradas realicen una evaluación meticulosa de estos factores al tomar decisiones respecto a la gestión de sus conflictos, ponderando la mediación como una alternativa viable que podría resultar en una solución más costo-efectiva a largo plazo.

Por tanto, la consideración sobre si la mediación resulta ser una opción más costosa en comparación que los procesos judiciales es pertinente y merece una reflexión. A primera vista, la mediación parece ser considerablemente menos onerosa, particularmente al analizar los datos objetivos disponibles. Según un estudio fundamentado en cifras proporcionadas por el Banco Mundial, un litigio en primera instancia dentro de la Unión Europea puede alargarse hasta 548 días, con un costo promedio de 10.499 euros. En contraste, un proceso de mediación suele tener una duración aproximada de 88 días, con un costo de 2.497 euros, lo que representa un ahorro significativo del 76%. Sin embargo, esta comparativa solo aborda superficialmente los beneficios económicos de la mediación, especialmente cuando se pone en contexto con la actual saturación del sistema judicial español, donde los tiempos de resolución son excesivamente largos, exacerbando así los costes tanto económicos como emocionales para las partes involucradas.

Al indagar más allá de los costos directos asociados a estos procesos, emerge la complejidad de los “costos ocultos” que, en muchas ocasiones, superan en magnitud a los costos visibles. Los altos ejecutivos, por ejemplo, invierten hasta un 30% de su jornada laboral en la gestión de disputas, según revelan diversos estudios. Esta inversión de tiempo no solo representa un costo elevado considerando el valor horario de estos profesionales, sino que también desvía recursos críticos de sus funciones esenciales, impactando directamente en la productividad y el desarrollo estratégico de la empresa. La mediación, libera este tiempo valioso, al permitir recuperar este tiempo valioso, lo que resulta ser una decisión no solo prudente sino estratégicamente ventajosa desde el punto de vista económico.

Además, no se debe subestimar la “carga invisible” en el ambiente laboral y la productividad general en el transcurso de los conflictos no resueltos. El «costo emocional», aunque menos tangible, tiene un impacto significativo en el bienestar de los individuos y en la eficacia organizacional. ¿Cuántas veces hemos realmente considerado estos costos adicionales que emergen durante la extensa duración de los litigios?. La mediación destaca por ofrecer un marco temporal mucho más corto en comparación con el proceso judicial. Este enfoque no solo ayuda a aliviar el peso emocional de los involucrados, sino que también tiene implicaciones económicas positivas, reduciendo los costos asociados a una posible disminución de la productividad y el desgaste del personal.

Las decisiones judiciales, a menudo, no logran satisfacer completamente las expectativas y necesidades de las partes implicadas y, en ciertas circunstancias, pueden incluso profundizar el conflicto. Este desajuste puede dar lugar a la continuación del conflicto, manifestándose en apelaciones y procesos adicionales que incrementan los costos y prolongan la disputa. Esto se debe a que las resoluciones judiciales se centran en aspectos legales, sin adentrarse en las necesidades y preocupaciones subyacentes que cada parte trae al conflicto. La mediación, en cambio, propone un enfoque colaborativo que permite explorar soluciones creativas y personalizadas, promoviendo acuerdos que aborden sus necesidades y expectativas. Lo que hace a la mediación particularmente valiosa es la relación coste-beneficio que ofrece el resultado del proceso, que es mucho más favorable en comparación con las sentencias judiciales.

Otra consideración importante es el grado de compromiso de las partes con el resultado de la mediación. Dado que los acuerdos logrados mediante mediación son el resultado de negociaciones consensuadas, suelen contar con un grado de aceptación y cumplimiento significativamente más alto que las decisiones judiciales impuestas. El proceso hacia una resolución judicial definitiva frecuentemente se ve prolongado por numerosas apelaciones hasta alcanzar la etapa de ejecución de la sentencia firme, incrementando así los costos adicionales y extendiendo el tiempo del conflicto. Específicamente en España, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) indica que solo una de cada cuatro sentencias judiciales se ejecuta efectivamente. Este dato subraya la eficiencia de la mediación no solo para lograr un acuerdo, sino también para su efectiva implementación, destacando la mediación como una vía más rentable para la resolución de disputas.

Finalmente, es innegable que la reputación constituye uno de los activos más valiosos de cualquier compañía. El impacto negativo que un conflicto puede tener sobre esta no debe subestimarse, especialmente en un contexto actual donde los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel predominante. Los conflictos que se ventilan en tribunales pueden afectar negativamente la imagen pública de una empresa, lo cual, a su vez, puede repercutir directamente en sus resultados económicos. La mediación, caracterizada por su confidencialidad —un aspecto garantizado por ley—, ofrece una protección efectiva contra la exposición pública de las disputas. Este proceso no solo preserva la reputación corporativa, sino que también previene la pérdida de confianza por parte de clientes, proveedores, y otros “stakeholders”.

En resumen, aunque los costos directos de la mediación ya son notoriamente inferiores a los del litigio, es al contemplar los costos indirectos —a menudo menos visibles— donde la mediación revela su verdadero valor. Más allá de ser una herramienta eficaz para resolver conflictos, la mediación trae consigo ventajas económicas considerables, convirtiéndola en una alternativa sumamente rentable para las organizaciones. Estos beneficios subrayan la mediación no solo como una estrategia para solucionar disputas, sino también como una inversión inteligente, más eficiente y económicamente viable en comparación con la litigación tradicional

Jorge Miralles Andress
Mediador empresarial/Economista
CEO Acordemos
Por Jorge Miralles Andress 21 de noviembre de 2024
Publicado en Legal Today 21.11.24 Como sabemos que los conflictos entre socios son más comunes de lo que a veces se piensa, traigo un caso real que ilustra cómo incluso en una organización de éxito, las tensiones internas entre los socios pueden afectar tanto la estabilidad como el crecimiento de una empresa. Se trata de una reconocida compañía española —omitiré el nombre por discreción— que enfrentó desafíos significativos cuando, tras una rápida expansión, los cuatro socios fundadores empezaron a tener visiones diferentes sobre el futuro de la empresa. Algunos defendían mantener la identidad juvenil y accesible de la marca, mientras que otros impulsaban una estrategia de crecimiento más ambiciosa, centrada en captar financiación y expandirse hacia mercados internacionales. Estas diferencias, que incluían tanto aspectos estratégicos como personales, generaron tensiones que, en 2023, alcanzaron un punto crítico, marcando un antes y un después en la trayectoria de la empresa. Conflictos como este son más comunes de lo que se piensa, y no siempre resultan fáciles de gestionar. En muchos casos, las empresas, frente a desafíos similares, recurren a sus asesores o abogados de confianza en busca de soluciones. En estos contextos, el papel de los abogados es crucial: no solo brindan asesoría legal, sino que pueden aportar una visión objetiva y profesional en situaciones que suelen ser complejas y emocionales. Su labor va más allá de lo estrictamente jurídico; con un enfoque colaborativo, permiten fortalecer las relaciones entre los socios y mantener la estabilidad de la empresa. Sin embargo, a veces los conflictos pueden intensificarse, y alcanzar un consenso se vuelve complicado. ¿Qué sucede si el conflicto escala, el acuerdo parece cada vez más difícil de lograr y no se logra encontrar un camino común? Es aquí donde surge la posibilidad de un conflicto de intereses entre el asesor y su cliente, los socios. La relación entre el abogado de la empresa y sus clientes está basada en la confianza, y es vital que el abogado evite representar intereses contrapuestos entre socios de una misma empresa. El abogado se enfrenta al delicado desafío ético de mantener una posición equitativa y garantizar que sus recomendaciones se perciban como absolutamente imparciales. En estos momentos, contar con el apoyo adecuado se vuelve aún más importante para proteger tanto las relaciones como el futuro de la empresa. Aunque el Código Deontológico del Consejo General de la Abogacía Española permite que el abogado actúe en interés de todas las partes en funciones de intermediación, esta labor debe realizarse siempre con “estricta y exquisita objetividad”. Sin embargo, en la práctica, las relaciones personales y la afinidad que un abogado pueda desarrollar con algunos socios pueden generar inquietudes. Es natural que algunos socios mantengan una relación más cercana con el abogado de la empresa, ya sea por la naturaleza de sus funciones o por afinidades personales. Esto puede dar lugar a percepciones de parcialidad que, aunque no siempre basadas en hechos objetivos, pueden afectar la confianza entre las partes. Estas situaciones, aunque delicadas, requieren una gestión cuidadosa y transparente para preservar la armonía y la confianza dentro de la empresa. La situación se vuelve aún más delicada si el conflicto escala al punto en que algunos socios deciden emprender acciones legales contra otros. En estos casos, el asesor jurídico enfrenta una situación difícil, ya que no puede representar a los socios demandados sin incurrir en un claro conflicto de intereses: posee información confidencial de ambas partes, que podría, aunque sin intención, beneficiar a una de ellas. Esto no solo pondría en duda la imparcialidad del asesor, sino que también podría afectar su reputación profesional y, lo que es aún más crítico, poner en riesgo la estabilidad de la empresa. Mantener la confianza en estas circunstancias es fundamental. Es necesario tomar decisiones cuidadosas para preservar la integridad de la relación profesional y la armonía en la organización. Es en este punto cuando el asesor puede, de manera muy razonable, sugerir la intervención de un mediador profesional. A diferencia del abogado de la empresa, los mediadores podemos desde una posición de total neutralidad, facilitar una resolución objetiva y equilibrada del conflicto. La mediación ofrece a los socios un espacio seguro y confidencial en el que pueden explorar sus intereses comunes, priorizándolos sobre los derechos individuales, y reflexionar sobre los motivos profundos que subyacen al conflicto. Este proceso permite a las partes abordar el desacuerdo desde sus raíces, fomentando la creatividad y la colaboración necesaria para encontrar una solución constructiva. Como mediadores, actuamos como agentes de realidad y de cambio, ayudando a los socios a enfocarse en el futuro y dejar atrás los aspectos que los mantienen anclados en el pasado. Así, los conflictos entre socios pueden resolverse a través de un acuerdo que refuerce la continuidad de su relación, o bien, cuando no es posible, mediante una separación amistosa. A pesar de los numerosos beneficios que ofrece la mediación, algunos socios pueden verla como una señal de debilidad y cuestionar su utilidad ¿por qué recurrir a la mediación si considero que tengo el caso ganado en los tribunales? Esta percepción de la mediación como una “pérdida” suele estar influenciada por la idea de que solo una victoria judicial representa una verdadera «ganancia». Sin embargo, los asesores jurídicos desempeñan un papel fundamental al ayudar a sus clientes a entender que el litigio entre socios rara vez es un “buen negocio” y una estrategia efectiva a largo plazo. Los abogados pueden ayudar a sus clientes a entender que resolver una disputa mediante la mediación permite a los socios superar sus diferencias de manera constructiva, evitando, además, los elevados costos emocionales y económicos que suelen acompañar a los conflictos prolongados. La mediación no solo facilita una resolución más eficiente y menos desgastante, sino que también contribuye a fortalecer las relaciones y crear un entorno de colaboración y estabilidad a largo plazo. Así, cuando un abogado recomienda la mediación, muestra una auténtica fortaleza profesional y una visión estratégica orientada al éxito y la visión de futuro. Jorge Miralles Andress Mediador empresarial/Economista CEO Acordemos
Por Jorge Miralles Andress 30 de septiembre de 2024
Publicado en Palabras de Mediación 30.09.24 La mayoría de las negociaciones empresariales persiguen dos objetivos esenciales: reclamar valor y crear valor. Cuando hablamos de valor, nos referimos a aspectos como el valor monetario, o la mejora en las condiciones de un contrato, entre otros. Estos dos objetivos pueden plantear un desafío interesante: ¿es mejor optar por una estrategia cooperativa, centrada en la creación de valor, o por una estrategia competitiva, enfocada en reclamar valor? Tradicionalmente, muchas negociaciones adoptan una postura competitiva, asumiendo que los recursos en juego son limitados y que maximizar el valor para una de las partes significa hacerlo a costa de la otra. Esta visión estrecha considera que reclamar valor es la única opción, dejando poco espacio para crear nuevas oportunidades. Sin embargo, en muchas más ocasiones de lo que se cree, existen fuentes ocultas de valor que pueden integrarse en la negociación, generando beneficios adicionales para ambas partes. Esto nos lleva a una pregunta fundamental: ¿podemos alcanzar nuestros objetivos sin sacrificar los intereses de la otra parte? La respuesta es un rotundo sí, siempre que se adopte una estrategia orientada a la creación de valor. En una negociación integradora, el propósito no se limita a distribuir el valor existente, sino a descubrir beneficios mutuos y explorar nuevas oportunidades que amplíen el horizonte de la negociación. Este enfoque permite a las partes ir más allá de los elementos más obvios. Si tomamos el ejemplo de una negociación comercial, este enfoque permite a las partes ir más allá de los aspectos evidentes, como el precio, para considerar otros factores clave como los plazos de entrega, las modalidades de pago, la calidad del producto, entre otros, transformando una negociación limitada en una rica en posibilidades. En mi experiencia como mediador, a menudo he visto que, en situaciones de bloqueo, las propuestas sobre la mesa son pocas y están limitadas a las posiciones iniciales de las partes. Los negociadores evitan ofrecer nuevas ideas por temor a que se interpreten como concesiones, o a comprometer su posición. Esta actitud de esperar a que el otro dé el primer paso genera estancamiento, reduciendo la creatividad y la posibilidad de alcanzar soluciones mutuamente beneficiosas. Los negociadores prefieren esperar a que sus interlocutores den el primer paso. Como éstos tienen la misma actitud, ambos pueden esperar mucho tiempo... Como resultado, las ideas que se proponen para resolver el problema son limitadas y empobrecidas. Es aquí donde los mediadores profesionales podemos marcar la diferencia, ayudando a liberar el potencial creativo de los negociadores y generar ideas innovadoras en un entorno de confianza. Nuestra intervención mediadora facilita el proceso de negociación a través de algunos puntos clave: 1. Empezando por aportar nuestra neutralidad e imparcialidad: Los mediadores profesionales aportamos una posición neutral e imparcial que garantiza que el proceso será justo y que todas las partes serán escuchadas. Esta neutralidad es crucial para generar confianza y seguridad en el proceso. 2. Ofreciendo una capacitación profesional especializada: La formación y experiencia de los mediadores nos permite ayudar a las partes a descubrir los intereses ocultos. Se trata de diferenciarse en la manera en que se aborda el proceso de negociación, ayudando a " pensar de otra manera " e ir más allá de las primeras ideas, que a menudo son posiciones. La utilización de este enfoque permite una exploración abierta y sin compromiso, antes de decidir y elegir entre las opciones encontradas. La probabilidad de llegar a una idea aceptable es mayor si podemos elegir entre diez, quince o veinte ideas que, entre una, dos o tres.... Aquí, nuestra intervención como mediadores, supone además de conseguir implicar a los interlocutores y convertirlos en “socios” en la búsqueda de ideas, aportamos un requisito fundamental, para que funcione, como es garantizar el sentimiento de seguridad de que las ideas aportadas no serán utilizadas en su contra. 3. Profundizar el uso del MAAN (Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado): Aunque los negociadores suelen aferrarse a su MAAN, nuestro papel es guiarlos para que consideren todas las oportunidades posibles de creación de valor, en lugar de centrarse únicamente en esa alternativa. Esto les permite evaluar de manera más completa los beneficios potenciales de un acuerdo, evitando que se pierdan oportunidades prometedoras que podrían satisfacer los intereses de ambas partes. 4. Explorando la Zona de Posible Acuerdo (ZOPA): Los mediadores facilitamos el avance hacia un acuerdo dentro del rango de acuerdos aceptables para ambas partes (ZOPA). Como es difícil saber la amplitud de la ZOPA, que solo conocen cada una de las partes, se trata de ayudar a las partes a identificar el terreno común sobre el que pueden construir un acuerdo, teniendo en cuenta además de que, durante la negociación, se pueden producir posiblemente constantes cambios, que pueden modificar los límites y expectativas de cada parte. 5. El acuerdo está cerrado, ¿y ahora qué? Nuestro papel no termina con la firma. Nos aseguramos de que se establezcan compromisos claros que garanticen la implementación efectiva del acuerdo y su cumplimiento. Además, la mediación deja una huella positiva en todas las futuras interacciones entre los negociadores, al haber fomentado negociaciones que crean valor mutuo, que puede convertirse en la piedra angular de unas relaciones duraderas y beneficiosas para el futuro. En resumen, la mediación empresarial no solo facilita la creación de valor, sino que también asegura acuerdos sostenibles y beneficiosos para todas las partes involucradas. El verdadero éxito de una negociación está en crear soluciones que fortalezcan las relaciones y generen un valor duradero para ambas partes.
Por Jorge Miralles Andress 30 de agosto de 2024
Muchos hemos enfrentado situaciones donde negociar con alguien en quien no confiamos plenamente resulta inevitable.
Por Jorge Miralles Andress 8 de julio de 2024
Cuando dos personas tienen intereses opuestos y no logran ponerse de acuerdo, es crucial contar con una tercera persona neutral que ayude a encontrar una solución al conflicto.
Por Jorge Miralles Andress 13 de junio de 2024
En una mediación el rol de los mediadores está bien definido: actuamos como facilitadores neutrales e imparciales en las negociaciones entre las partes, pero no podemos actuar como asesores legales ¿Pero qué hay de los abogados?
Por Jorge Miralles Andress 4 de marzo de 2024
La mediación ofrece un camino alternativo hacia soluciones consensuadas sin importar la etapa procesal en la que se encuentre el caso.
Por Jorge Miralles Andress 1 de febrero de 2024
Es importante en una negociación empresarial, identificar cuál método de mediación, referido como "MASC" -medios adecuados para la solución de conflictos-, resulta ser el más conveniente.
Por Jorge Miralles Andress 9 de enero de 2024
Si bien es cierto que los conflictos societarios pueden ser muy difíciles de resolver, la mediación puede ser una buena opción para llegar a una solución sin tener que recurrir a un juicio.
Por Jorge Miralles Andress 2 de diciembre de 2023
¿Se han parado a pensar que realmente la mediación es una gran oportunidad? Una oportunidad de terminar un conflicto sin entrar en un litigio largo y costoso. Una oportunidad de preservar, e incluso intensificar relaciones mercantiles, en vez de destruirlas.
Por Jorge Miralles Andress 4 de noviembre de 2023
Estamos acostumbrados en las negociaciones empresariales tradicionales, que una mayoría de los negociadores, temerosos de resultar perjudicados si revelan demasiada información, mantienen sus hechos y preferencias en secreto. Por otro lado, las teorías modernas de la negociación “win-win”, sobre las que se basa la mediación, aconseja cooperar siempre que sea posible, ya que solo revelando información se puede llegar a conseguir un resultado de máximo valor. En esta disyuntiva de cuándo y cuanta información revelar, posiblemente los negociadores se detengan a considerar los posibles beneficios y costes de revelar la: Información sobre hechos, bienes y servicios pasados. Información que puede estar sujeta a diferentes interpretaciones, pro ser simples opiniones, incluso estudios fundados, como el valor de una empresa, predicciones como las ventas futuras de un nuevo producto, la previsión del resultado de una futura decisión judicial, etc. Información sobre las necesidades, intereses, metas, objetivos, deseos, resultados finales y precios de reserva de los propios negociadores. Pero antes o después tiene que ponerse encima de la mesa la información necesaria para resolver la disputa que pueda o deba dar lugar a un acuerdo sólido, para cual, nos encontramos con una condición necesaria: que se haya establecido un clima de confianza adecuado para la negociación. El proceso no está libre de sus dificultades. A lo largo de la mediación, puede haber negociadores que se sientan engañados sin razón, o simplemente que una visión distinta de los hechos lleve a la falsa conclusión de que la confianza se ha roto irreparablemente. Desde mi punto de vista, no es nuestra labor como mediadores profesionales, juzgar las estrategias de cada negociador, pero si es contribuir a establecer y mantener en primer lugar el marco de confianza necesario para que fluya y se mantenga la comunicación, y en segundo lugar promover que cuanto antes aparezcan los auténticos intereses y necesidades subyacentes del conflicto, condición necesaria para llegar a una mejor y más rápida solución. Jorge Miralles Andress jorge.miralles@acordemos.es
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