La confianza es un activo tangible en cualquier grupo u organización. Impacta, consolida y define la calidad de toda relación interpersonal y proyecto organizacional. Por tanto, la confianza entre los miembros de la familia empresaria favorece los flujos de información, la transparencia, la comunicación y la colaboración, generando un impacto positivo sobre la gobernanza de la empresa familiar. Por el contrario, sabemos que muchas empresas de origen familiar, que fueron adquiridas por corporaciones de mayor tamaño, el motivo principal que determinó su adquisición fue por motivos de desconfianza entre la familia empresaria.
“Puedes tener todos los datos y las cifras, todas las pruebas de apoyo…pero sí no
dispones de confianza no llegas a ninguna parte”
La desconfianza se genera a partir de expectativas negativas. Cuando una persona desconfía de otra, es porque asume que las acciones del otro individuo le traerán
consecuencias negativas, luego, debemos cuidar una serie de aspectos como:
Promover la transparencia y facilitar toda la información importante
Evitar las verdades a medias, las versiones diferentes, los rumores, o la mentira.
Hay que reconocer que en las empresas familiares hay una serie de peculiaridades que
inciden en el gobierno corporativo, como es el control que ejerce la familia
tanto sobre las decisiones a corto y largo plazo, así como un deseo de que el
control siga siendo ejercido por las sucesivas generaciones familiares. Otro
elemento para considerar es la estructura de propiedad de la empresa familiar,
cuando la concentración de la propiedad es alta, puede dar lugar a que los
accionistas familiares minoritarios persigan sus propios intereses, lo que
conduce a diferencias de alineación entre los distintos intereses de la familia
empresaria con los generales.
Las decisiones sobre expansión, crecimiento, internacionalización, formación,
innovación están en gran medida ligadas a dos realidades, la familia y la
empresa, que conviven y que necesitan coordinarse a través de las diferentes
normas, principios, órganos y procedimientos que constituyen el gobierno
corporativo.
Estos componentes que acabamos de contemplar van a impactar directamente en la empresa familiar, y pueden ser fuente de motivos de confianza o desconfianza, factores
determinantes del grado de compromiso y unión que la familia empresaria profese
hacia la organización, y por tanto pieza estratégica para su buena gobernanza.
“Si no existe confianza entre los familiares, va a ser muy difícil
ponerse de acuerdo respecto al objetivo de la familia en la empresa. No
existirá un sueño compartido”.
Es muy recomendable disponer de procedimientos como los protocolos familiares, reglamentos del consejo de familia o códigos de conducta, diseñados con objeto de
garantizar la gobernanza de la empresa familiar, reconociendo entre otros
factores los roles de los actores implicados, tanto de la familia con
participación accionarial implicada en la gestión, como de aquellos familiares
que son simples inversores, así como de los directivos sin vínculo familiar.
Sin embargo, hay que reconocer estos procedimientos y reglas fallan cuando falta la
confianza. Lo vemos de manera especial en situaciones como la sucesión y
preparación de las nuevas generaciones, la gestión del patrimonio familiar y cuando
surgen discrepancias sobre los objetivos de la empresa familiar. Cuando la
confianza falla, el conflicto aparece. En estas circunstancias aquellos
procedimientos que disponen de cláusula de resolución de conflictos permiten
que las familias empresarias tengan preestablecido un camino de salida para el
problema.
Las empresas familiares que nos llegan con una situación donde existe un ambiente de
desconfianza, presentan un deterioro de las relaciones personales importante,
una disminución o ausencia del flujo de comunicación, falta de colaboración
entre sus componentes, así como un claro predominio de los intereses
personales. En estas circunstancias especiales, reconvertir esta situación de
desconfianza es difícil si la familia no cuenta con ayuda externa.
A través de nuestro trabajo como mediadores profesionales, facilitamos el restablecimiento de la confianza entre los miembros de la familia empresaria, con el fin de recuperar el flujo de información necesario para afrontar los problemas que se presentan.
Al eliminar el temor a las críticas por parte de los componentes familiares,
conseguimos enfocar la atención hacia lo que es importante, la búsqueda de
alternativas de solución, en lugar de gastar energías en discusiones
infructuosas y sospechas acerca de los motivos o intereses ocultos por parte de
los demás.
Para este trabajo tenemos en cuenta la dinámica de la propia empresa familiar dependiendo si es de tipo: patriarcal/matriarcal, consensual o conflictiva. No cabe duda de que las denominadas empresas familiares de tipo consensual, basadas en la
confianza y la comunicación como elementos básicos, nos permiten establecer una
discusión abierta de los problemas y llegar a acuerdos que se aceptan gracias a
la confianza que prevalece entre la familia empresaria.
La afirmación (Gallo, 2002) de que muchas de “las empresas familiares que fracasan se caracterizan por la existencia de un alto grado de desconfianza debido a conductas percibidas como injustas o influenciadas por intereses ocultos, inadecuados procesos de comunicación y una escasa disposición a apoyar o ser apoyado por los demás”, resume los peligros que entraña la falta de confianza en la empresa familiar, pero nos gustaría
acabar confirmando que por nuestra experiencia, las familias empresarias que solicitan
ayuda cuando se les presenta una situación difícil de desconfianza y están
dispuestas a compartir la información que conocen sobre lo que les sucede, superan
las dificultades, mejoran su gobernanza y aseguran el legado de su empresa
familiar.
Jorge Miralles Andress
Mediador empresarial / Economista