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Mediar entre socios

24 de noviembre de 2021
23/11/2021

LAS DIFÍCILES RELACIONES QUE EN OCASIONES MANTIENEN LOS SOCIOS Y A LA VEZ COMPAÑEROS DE TRABAJO, TIENEN UNA ALTA CARGA EMOCIONAL, YA SEA PORQUE ADEMÁS DE SOCIOS, SE ACOSTUMBRA A SER FAMILIAR O AMIGO.

Las difíciles relaciones que en ocasiones mantienen los socios y a la vez compañeros de trabajo, se producen por celos profesionales, conflictos de intereses, guerras de poder o viejas rencillas que provocan que los pares no siempre vean en su colega a un aliado, en especial si no se han establecido previamente unas normas y líneas de actuación claras que eviten que uno se inmiscuya en el trabajo del otro, y donde hayan podido aclarar de antemano que se espera de cada uno de los socios.

Pero, además, prácticamente todos los conflictos de socios tienen una alta carga emocional, ya sea porque además de socios, se acostumbra a ser familiar o amigo. En esos momentos es importante mantener la cabeza fría y los ojos puestos en los resultados. Recordar el compromiso adquirido con esa otra persona y valorar el esfuerzo realizado hasta ese momento. No tirarlo todo por la borda ante el primer obstáculo. La principal causa de mortandad de las empresas son las desavenencias entre socios que en periodos de dificultad afloran con mayor virulencia.

Muchos de estos problemas parten de la dificultad para relacionarse de una forma efectiva y saludable. Las relaciones laborales más estrechas y delicadas son las que forman los socios de una empresa, pero no es costumbre que nos enseñen cosas tan elementales como comunicarnos sin hacer daño, pensar de forma crítico-constructiva o resolver problemas con agilidad y visión de perspectiva, por ello cuando nos encontramos ante situaciones de desacuerdo en que comprobamos que no se avanza hacia una solución, y que aparecen amenazas de bloqueo, es necesaria la intervención de un mediador profesional

La colaboración de un mediador profesional permitirá que la comunicación entre los socios fluya de forma positiva, salvando los obstáculos que se suelen producir, y favoreciendo la generación de opciones necesarias para desbloquear las situaciones que se producen en cualquier proceso negociador. Pero la intervención del mediador será más productiva si se ve acompañada por la voluntaria aportación de los socios en una serie de aspectos:

  • Una clara voluntad de superar el conflicto e intentar llegar a un acuerdo.
  • Que se ponga encima de la mesa los auténticos intereses y necesidades objeto del desacuerdo.
  • Realizar un esfuerzo por entender la visión compartida por los demás socios sobre el tema.
  • Cierta generosidad para salir de las posiciones iniciales y estar abierto a distintas opciones
  • Una actitud proactiva generando opciones que puedan formar parte de la solución.

Bajo estas premisas, nos encontramos en condiciones de reconducir el conflicto entre los socios, desmontando una idea que suele ser habitual, creer que sus intereses son incompatibles, cuando los hechos, no necesariamente lo demuestran. Esta suposición de que los intereses son contrapuestos obstaculiza el proceso de creación de opciones, hace que los socios confundan intereses opuestos con aquellos que son diferentes; siendo estos últimos los que en efecto pueden abrir un espacio en que las partes pueden realizar intercambios que les permitirán llegar a acuerdos.

Aunque nuestra misión como mediadores no es asumir la responsabilidad de ofrecer “la solución” al conflicto, sí podemos proponer procedimientos para la búsqueda conjunta de soluciones alternativas, que deberán ser analizadas y seleccionadas por los interesados. Podemos ayudar, sin juzgar ni valorar, a profundizar en los temas, asegurando que han salido a la superficie todas las divergencias, intereses, necesidades y sentimientos que existen detrás de las posiciones, colaborando con las partes a definir el conflicto de manera unificada. Y siempre poniendo especial cuidado en que todas las intervenciones de los socios sean tomadas en consideración.

Del esfuerzo conjunto del intercambio de todas estas informaciones esenciales, podremos utilizando la analogía de la tarta, agrandarla y generar un mayor espacio a repartir, donde quepa la posibilidad de que todas las partes salgan ganando. Cabe la posibilidad de que al incrementarse la “tarta”, se puedan crear algunas tensiones en su distribución, aquí nuestra mediación es necesaria para reducir los riesgos de intento de aprovechamiento por alguno de los socios.

Nos preocupa que a veces, por razones varias, exista la tentación que pueden tener las partes por dar por válidas soluciones prematuras o pactos que zanjen un tema sin que hayan podido llegar al fondo de la cuestión. La razón de ser de la mediación es alcanzar un resultado mejor que el sería posible de obtener si no hubiera negociación. En consecuencia, el objetivo de la mediación no es necesariamente llegar a cualquier acuerdo, como aquellos en que todas las partes terminan perdiendo (lose-lose agreements) y donde el resultado es claramente peor para ambos. Los acuerdos cerrados “en falso” no resuelven realmente el problema, y en poco tiempo lo más probable es que vuelva a aparecer la controversia.

La mediación en las controversias societarias posibilita una visión de conjunto del problema que permite considerar aspectos de las dos dimensiones del conflicto, las cuestiones personales y las de negocio, cosa que no es posible si se judicializa la disputa. La judicialización puede llevar a una perpetuación del conflicto, si alguno de los socios no queda conforme. Los sucesivos litigios, al tiempo que incorporan un aumento de los costes, se retroalimentan, agravan las disputas, se deterioran las relaciones y terminan perjudicando el proyecto empresarial. La mediación aporta un impacto positivo que por sí mismo justifica intentarla: reduce la duración del conflicto; minora agresividad en la relación; y en caso de no poder alcanzar un acuerdo completo, permite alcanzar acuerdos parciales que reducen la extensión del conflicto y refuerzan la idea de la utilidad del diálogo y la posibilidad abierta de acordar soluciones.

Jorge Miralles Andress
Mediador Corporativo / Economista
CEO-Fundador Acordemos
Secretario IMAMM


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Estamos acostumbrados en las negociaciones empresariales tradicionales, que una mayoría de los negociadores, temerosos de resultar perjudicados si revelan demasiada información, mantienen sus hechos y preferencias en secreto. Por otro lado, las teorías modernas de la negociación “win-win”, sobre las que se basa la mediación, aconseja cooperar siempre que sea posible, ya que solo revelando información se puede llegar a conseguir un resultado de máximo valor. En esta disyuntiva de cuándo y cuanta información revelar, posiblemente los negociadores se detengan a considerar los posibles beneficios y costes de revelar la: Información sobre hechos, bienes y servicios pasados. Información que puede estar sujeta a diferentes interpretaciones, pro ser simples opiniones, incluso estudios fundados, como el valor de una empresa, predicciones como las ventas futuras de un nuevo producto, la previsión del resultado de una futura decisión judicial, etc. Información sobre las necesidades, intereses, metas, objetivos, deseos, resultados finales y precios de reserva de los propios negociadores. Pero antes o después tiene que ponerse encima de la mesa la información necesaria para resolver la disputa que pueda o deba dar lugar a un acuerdo sólido, para cual, nos encontramos con una condición necesaria: que se haya establecido un clima de confianza adecuado para la negociación. El proceso no está libre de sus dificultades. A lo largo de la mediación, puede haber negociadores que se sientan engañados sin razón, o simplemente que una visión distinta de los hechos lleve a la falsa conclusión de que la confianza se ha roto irreparablemente. Desde mi punto de vista, no es nuestra labor como mediadores profesionales, juzgar las estrategias de cada negociador, pero si es contribuir a establecer y mantener en primer lugar el marco de confianza necesario para que fluya y se mantenga la comunicación, y en segundo lugar promover que cuanto antes aparezcan los auténticos intereses y necesidades subyacentes del conflicto, condición necesaria para llegar a una mejor y más rápida solución. Jorge Miralles Andress jorge.miralles@acordemos.es
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