Publicado en
04/04/2023
Como mediador profesional ayudando a emprendedores he podido comprobar cómo negocios viables y exitosos se iban a la ruina por conflictos entre socios. Problemáticas derivadas de diferentes visiones, intereses y expectativas sobre cómo llevar adelante el negocio, cuando no son resueltas por los propios socios, dan lugar a conflictos prolongados que pueden generar un alto nivel de sufrimiento.
A medida que el negocio se va desarrollando, la sociedad formada por dos o más personas, sean amigos, familiares, o simplemente interesados en los mismos objetivos, una vez logrado superar lo más difícil, que era arrancar desde cero, viene la crisis de “y ahora qué”. La empresa ha crecido y es necesario “profesionalizar” la gestión, y posiblemente recurrir a inversores foráneos.
La propia naturaleza del emprendimiento somete a los equipos promotores a situaciones muy complejas, en las que la escasez de recursos, la incertidumbre y la competencia desafían sus habilidades y capacidad de reacción constantemente. En este tipo de casos, el afloramiento de conflictos de diversa índole puede derivar incluso en una relación áspera, con momentos de actitudes ofensivas y tensas que hace que los acuerdos sean difíciles de lograr.
Por qué se producen los conflictos entre socios
Cuando hay diferencias en la visión del negocio y de los objetivos a largo plazo, puede ser debido a que la situación vital de cada socio va evolucionando y cambiando. Cambios de la situación matrimonial, situación de los hijos, el trabajo del cónyuge, enfermedades propias o cercanas, o una crisis personal, hace que las necesidades personales cambien, o cuando para uno, la prioridad puede ser que la sociedad sea “un buen negocio”, mientras que para otros prima crear algo que sea “importante”.
La forma de entender el negocio, con visiones completamente distintas, si no están alineados en sus objetivos y en su forma de trabajar puede dar lugar a fricciones y conflictos que dificultan la gestión de la empresa.
Si existe descoordinación en la empresa se duplicarán y pisarán tareas y posiblemente se dejarán sin ejecutar otras realmente importantes, lo que dará lugar a una sólida base para los malentendidos. Aquí también la transparencia y la honestidad son claves, la falta de éstas provoca no pocas querellas entre socios. En este aspecto, las mentiras, las medias verdades o la ocultación de información relevante tienen un gran peso en las rupturas más traumáticas. El torpedo de la mentira –pequeña o grande, con importancia o sin ella- va directamente a la línea de flotación de la empresa, porque destroza la confianza necesaria entre socios.
Lo cierto es que la respuesta a una situación de conflicto entre socios, no siempre se encuentra en el mundo del derecho de sociedades y mucho menos en los estatutos sociales. Los socios hartos de la situación, en ocasiones llegan a pensar en vender sus acciones y romper definitivamente, pero al final si no se quiere echar por la borda tantos años de sociedad exitosa, es importante que los socios entiendan que sus desacuerdos pueden tener consecuencias graves para el negocio y que es fundamental encontrar una solución antes de que sea demasiado tarde. Conviene evitar recurrir a los tribunales.
La vía de la mediación mejor que la judicial
El modelo tradicional de resolución de conflictos que plantea la vía judicial se ha mostrado ineficiente y costosa, de hecho, a través de la vía judicial en muchas ocasiones se incurre en la tentación de pedir responsabilidades penales en la vía societaria (apropiaciones indebidas, falsedades documentales y delitos societarios), que en el fondo no resuelve nada, pues ninguna sentencia tiene aptitud para dar satisfacción a los problemas latentes en el conflicto, por lo que es necesario que se sienten a negociar.
Las empresas están acostumbradas a negociar constantemente, tanto con clientes, como con proveedores, con bancos, trabajadores… ¿y por qué no entre los socios? La adecuada gestión de este tipo de conflictos puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de un proyecto empresarial, de manera que contar con vías eficaces para la resolución de problemáticas es esencial. La negociación directa entre las partes en disputa debe ser el primer paso con el fin de alcanzar un posible acuerdo. Pero, ¿qué hacer cuando no se consigue avanzar en la resolución del conflicto? Lo aconsejable en estos casos, antes de llegar al bloqueo de la situación es acudir a mediación.
Se ha debatido largamente acerca de cuál es el mejor momento para intervenir en la resolución de un conflicto, y hasta qué punto un conflicto necesita haber “madurado” para que un proceso de mediación sea efectivo. ¿Es necesario que el conflicto se haya manifestado, o puede ser latente? ¿Puede realizarse la mediación antes de que estalle y se extienda la violencia? ¿Es necesario esperar hasta que persistan las hostilidades o a que el conflicto este estancado?
Este último estado es el punto en el que es más probable que las partes estén más receptivas, donde los mediadores profesionales al facilitar la generación de la confianza esencial, se podrá superar las barreras e imágenes negativas que los socios tienen, y lograr un clima constructivo de trabajo donde prime los intereses de las partes que permita alcanzar soluciones sostenibles, eficaces, con garantía legal, y en absoluta confidencialidad.
Llegados a este punto del conflicto, conviene destacar que nuestra intervención como mediadores profesionales puede ser tanto para trabajar en encontrar una salida que garantice la continuidad de la relación societaria, como mediar la salida de los socios cuando el conflicto ha escalado hasta un punto de que uno o varios socios no se sienten vinculados con el proyecto empresarial y donde no es factible recomponer sus relaciones.
En una u otra situación, uno de los problemas más habituales es la valoración de las participaciones en la sociedad. Esta cuestión puede añadir un nuevo conflicto, si no se han acordado previamente unos criterios consensuados. En especial porque la valoración, en sociedades no cotizadas, como son las inmensa mayoría de pymes y startups, está íntimamente ligada a la aportación personal de cada socio, lo que añade aspectos subjetivos difícilmente cuantificables, donde la ayuda de un mediador profesional puede facilitar encontrar un “precio Justo” para la salida de esos socios.
Por último, señalar que, si en un conflicto en general, y entre socios en particular, se llega a un acuerdo sin abordar las causas sumergidas que lo están generando, puede surgir un nuevo conflicto en el mismo lugar en el que se acabó con el anterior. A veces las urgencias y precipitaciones en querer llegar a una salida cuanto antes, puede ser el camino más corto, pero no el mejor.
El papel del mediador profesional es fundamental para ayudar a los socios a abordar los problemas identificando no solo los elementos potenciales para un acuerdo, sino también para descubrir esas causas del conflicto a veces ocultas, que permitan lograr un acuerdo sólido de futuro, que garantice la reconstrucción de las relaciones entre las partes.
Jorge Miralles Andress
Mediador Corporativo / Economista
CEO-Fundador Acordemos
Secretario IMAMM